Buscar una fuga de agua

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fuga agua

Buscar una fuga de agua, en ocasiones, puede ser una actividad detectivesca. Os vamos a contar un caso real  que es un buen ejemplo y así, de paso, veis los pasos a dar.

La casa en la que en esta ocasión  tocaba buscar una fuga de agua, tiene quince años de vida. Se trata de un pasillo, en la zona lindante con un cuarto de baño, que empieza a presentar humedad. La primera hipótesis era la lógica en estos casos: sospechar de la bañera. En efecto, había zonas del encuentro entre la bañera y la pared en la que se veía que la silicona no estaba muy bien, así que se sanea y se vuelve a sellar el encuentro.

La cosa va a peor. El pasillo no se seca, sino que la mancha crece, se despega el rodapié… Nueva revisión al asunto. La pared no está próxima tampoco a ninguna bajante que pudiera haberse roto, porque las mochetas que las ocultan están en el lado contrario del baño. Pero parece que en la pared del baño el alicatado no está muy bien y que puede haber fisuras entre los azulejos. Se sellan con silicona las zonas sospechosas. ¡Pero nada! La cosa va a peor.

A veces, dentro del arte de buscar fugas de agua, hay que incluir un pequeño interrogatorio al propietario de la casa y al vecino de arriba o de al lado, según el caso. Un simple cambio de un latiguillo de un grifo, en el que se reapriete la llave de escuadra en el que éste se conecta, puede romper una soldadura y producir una fuga. Mucho más, por supuesto, cualquier obra de albañilería  que pueda dañar la instalación. Pero en este caso  no había nada de eso. Pensar que después de 14 o 15 años de terminar una casa empiece a aparecer agua en una zona interior ¡es complicado!

Y al final ¡encontramos el cuerpo del delito! Lo tenéis en la fotografía. Aunque es verdad que forma parte elemental de cómo buscar una fuga de agua… ¡es difícil de creer!  En la parte alta de la pared, en el pasillo, hay estanterías pero… ¿será posible que un tornillo aguante años y años clavado en una tubería y un buen día empiece a gotear? La respuesta como veis es que sí.

El tornillo era  de buena calidad y, en principio, actuó como un tapón roscado. Pero cuando en el agua se juntan el cobre y un material férreo, este siempre sufre un proceso de corrosión debido a un fenómeno electrolítico (el mismo que obliga a poner entre las tuberías de cobre  y  los termos eléctricos un manguito plástico para separarlos). Así que, aunque tarde años y años, un día empieza a corroerse y a dejar que el agua escape poco a poco.

Evitar este tipo de percances exige conocer bien por dónde discurren las instalaciones de la casa o usar un detector en caso de sospecha. Si queréis optar por este segundo sistema. Lo tenéis en este vídeo. Y es que mejor que buscar una fuga de agua es evitar provocarla.

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